

Tengo que confesar algo.
Investigar desde el Internet a veces cansa. Por eso decidí aceptar la
invitación de un amigo a recorrer la ciudad de noche. Exactamente en La
Candelaria. Allí conocí a un hombre que camina con un bastón de caña en su
mano. Un abrigo largo y una gorra puesta para atrás. Su nombre es Roberto
Nield. Supe que es uno de los artistas callejeros más importantes que andan en
la ciudad. De Argentina vino a quedarse a vivir en nuestro país. Caminamos por
la séptima mientras hablábamos de todo un poco. Me llamó la atención que tenía
muchos tatuajes en su cuerpo. Y recordé que tenía que escribir un blog que no
quería. Así que me arriesgué a preguntarle: “Roberto, ¿todos los tatuajes que
tienes tienen que ver con las Maras Salvatruchas? Mi pregunta fue tan ingenua
que Roberto se aterró. Pero sonriendo me dijo: “Hija… Eso de las Maras Salvatruchas
es más pesado que mi barriga”. Y él me contó muy bien su experiencia de
lecturas y viajes que él realizó a Centro América. En palabras de Roberto esto
es lo que me contó:
“Hija, eso de las Maras es una
cosa bárbara. Yo viví en Centro América
y de verdad que en ese país, El Salvador, si que se ve la violencia. “Mara”
significa hermandad. Eso nació en la época de la guerra civil de este país. La
gente se sintió desprotegida que decidieron unirse y crearon esos clanes, esas
Maras. Esa hermandad genera respeto, protección. Se llamaban ahora “los mareros”.
Debido a la guerra civil en El Salvador, ellos migraron a Estados Unidos y allá
se organizaron como Las Maras Salvatruchas o el MS-13. ¡Son unos cabrones! Me
contaban mientras vivía allá que para entrar a este clan, el nuevo debe pasar
por un ritual de bienvenida llamado: El ritual 13. En este tres miembros de la
Mara lo agarran a “pata” durante 13 segundos. Cuando pasa, y si pasa es
bienvenido a formar parte de la hermandad”.
Roberto se subió conmigo al
Transmilenio y allí me siguió contando. Sólo quedaban dos estaciones para que
yo me bajara. Así que concluyó su relato:
“Como te decía, la vida de un
miembro de esta pandilla es tan dura que no llegan a vivir más de 25 años. Los
que logran pasar este tiempo de vida se dan cuenta de su situación y tratan de
hacer obras sociales tratando de alejar a los niños de esa vida tan dura que
llevan. Ellos tienen códigos. Y si, yo llevo tatuajes y significan parte de mi
vida en todo lo que he recorrido el mundo, ellos tienen tatuajes que los
identifican con su clan. El tatuaje es una manera de expresar esa identidad tan
certera.”
Tuve que bajarme. Pero la charla
con Roberto me abrió un panorama para investigar un poco más sobre este asunto.